Cada uno de los golpes
que nos dabas con la maza,
eran golpes de alegría
que entregabas con tu alma.
Esa alma se ha quedado
en el cole, que es tu casa,
tus consejos, tus vivencias
y muchas de tus andanzas.
¡A disfrutar, Miguel Ángel!
que lo tienes merecido,
por tanta Vida vivida
en el cole del San Pío.